Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad ha alcanzado caracteres de epidemia a nivel mundial.
Importante: la obesidad es considerada una patología inflamatoria crónica de bajo grado. Un tema complejo que conlleva múltiples complicaciones de salud como son enfermedades cardiovasculares, fatiga, estrés y depresión, deterioro cognitivo, problemas gastrointestinales, dolor, diabetes, trastornos del sueño...
¿Cómo afecta el sueño en el peso?
Leptina y Grelina
La leptina y la grelina son unas hormonas encargadas de regular el hambre. Dormir poco aumenta la secreción de la grelina, una hormona secretada principalmente por la mucosa gástrica que estimula las ganas de comer. Y al mismo tiempo, disminuyen los niveles de leptina, una hormona procedente del tejido adiposo con efecto saciante. Cuando dormimos mal, la leptina baja, sube la grelina y aumentan las ganas de picotear.
Falta de sueño y estrés
La falta de sueño genera un aumento del cortisol, la hormona del estrés. El cortisol tiene la función de aumentar la glucosa en sangre, puesto que es una manera de proporcionar combustible a las células para afrontar una situación que se percibe como amenazante. El problema es que cuando este estrés es crónico, puede desencadenar en resistencia a la insulina y, como consecuencia, en síndrome metabólico (obesidad, obesidad abdominal, problemas cardiovasculares y diabetes 2).
Y, además, todo lo mencionado genera más inflamación y un cuerpo inflamado difícilmente va a bajar de peso. Cuando tu cuerpo está estresado por la inflamación, está centrado en “modo reserva” y no va a querer decir adiós a la grasa tan fácilmente. Por eso, el primer paso para lograr perder peso de forma definitiva es reducir la inflamación través de una dieta antiinflamatoria.
¿Conoces la dieta antiinflamatoria?
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