La enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) es cada vez más común. Actualmente es la causa más frecuente de enfermedad hepática en occidente, de manera que se presenta alrededor del 30% de la población adulta.
El hígado graso es una acumulación de grasa en las células hepáticas, por encima del 5%. En la etapa inicial es reversible y con frecuencia no se diagnostica. Con el tiempo, puede generar una afección hepática más grave conocida como esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), que conlleva mayor acumulación de grasa e #inflamación dañando las células hepáticas y aumentando el riesgo de desarrollar otras afecciones.
De hecho, nos encontramos ante un órgano importantísimo para nuestro organismo. Es la glándula más grande del #cuerpo humano y se le han identificado más de 500 funciones vitales. Por lo tanto, su mal funcionamiento va a repercutir en todo el sistema.
Existen dos factores clave, junto con el sedentarismo, que pueden contribuir a desarrollar hígado graso:
Sobrepeso, obesidad y grasa abdominal: ambas causan inflamación de grado bajo que puede promover la acumulación de grasa en el hígado.
Resistencia a la #insulina: A parte de revisar el consumo de grasas no saludables es clave que revisemos en nuestra dieta los azúcares y harinas refinadas como son el #pan, #pasta, #arroz, #refrescos, exceso de #frutas... Su frecuente ingesta promueve la acumulación de grasa en el hígado, especialmente en personas con #sobrepeso o resistentes a la insulina.
Y ¿Sabías que los azúcares también aumentan los #triglicéridos? Generalmente se asocian los triglicéridos altos al consumo excesivo de grasas, pero estos nutrientes no son los únicos que aumentan los triglicéridos, los #azúcares también.
Ya vemos que el exceso de #azúcar y #carbohidratos en nuestra dieta puede provocar tanto hígado graso como triglicéridos en sangre elevados.
Y vosotros, ¿#hígadograso? ¿Triglicéridos altos? Y,…¿Cuál es vuestro consumo en azúcares y harinas refinadas?
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